La semaglutida, principio activo disponible en medicamentos como Ozempic y Wegovy, ha demostrado reducir en un 20% el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares. Este hallazgo se basa en un estudio publicado en la revista científica Lancet, que analizó a más de 17.600 pacientes, tanto con como sin diabetes tipo 2, y con diversos grados de obesidad.
Un fármaco con beneficios más allá de la pérdida de peso
Inicialmente, la semaglutida se diseñó para tratar la diabetes tipo 2, pero su capacidad para facilitar la pérdida de peso ha atraído la atención de investigadores. A través de este análisis, los científicos buscan entender si la reducción del riesgo cardiovascular es únicamente resultado de la pérdida de peso o si existen otros efectos protectores del fármaco. “Cuando estratifican la población según diversas medidas de peso, todos los grupos muestran un beneficio”, explica Juan José Gorgojo, jefe del servicio de endocrinología y nutrición del Hospital Universitario Fundación Alcorcón. Cada reducción de cinco kilos o cinco centímetros en la circunferencia de la cintura está asociada a una disminución del 4% en el riesgo de eventos cardiovasculares.
Resultados de la investigación
El estudio revela que, aunque el peso desempeña un papel significativo, no explica completamente el efecto protector de la semaglutida. Se estima que el 33% de este beneficio se atribuye a la disminución de la circunferencia de la cintura. Esto lleva a los investigadores a concluir que los beneficios cardioprotectores de la semaglutida son independientes de la adiposidad inicial y de la pérdida de peso, sugiriendo otros mecanismos de acción más allá de la reducción de la grasa corporal.
Financiado por Novo Nordisk, fabricante de Ozempic, el estudio forma parte del ensayo SELECT, que se llevó a cabo en 2023 con una base de datos de 17.600 pacientes. Este ensayo ya había demostrado una reducción del 20% en infartos y muertes cardiovasculares en solo tres años y medio, y el análisis actual proporciona información más específica al considerar las características individuales de los pacientes.
Revisión del índice de masa corporal (IMC)
El nuevo análisis subraya la necesidad de reevaluar el IMC como indicador de obesidad, ya que no diferencia entre tipos de grasa. Muchos expertos opinan que medidas como la circunferencia de la cintura podrían ser más efectivas para evaluar el riesgo metabólico y cardiovascular. El IMC se calcula dividiendo el peso en kilos entre el cuadrado de la estatura en metros, pero no puede distinguir entre masa muscular y grasa visceral, la cual se considera más peligrosa para la salud.
Gorgojo señala que el ser humano está biológicamente diseñado para almacenar grasa subcutánea, pero cuando este tipo de almacenamiento se satura, la grasa se acumula en órganos vitales, lo que se conoce como grasa ectópica. Esta acumulación puede perjudicar la función normal del hígado, corazón y otros órganos, incrementando el riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.