Enfermedad de manos, pies y boca en México: síntomas y transmisión revelados

EL PAÍS

La reciente alza en los brotes de la enfermedad de manos, pies y boca ha generado preocupación entre las autoridades de salud en México. Aunque se trata de una enfermedad generalmente benigna y autolimitada, cuyos síntomas suelen desaparecer entre 7 y 10 días, el inicio de la temporada otoñal ha coincidido con un aumento en los casos a nivel nacional. En Baja California, la Secretaría de Salud estatal ha confirmado más de 230 casos, lo que ha llevado a la suspensión gradual de actividades en diversas escuelas primarias desde principios de octubre. Situaciones similares se han reportado en Tlaxcala y Puebla, donde se han cerrado temporalmente algunos planteles educativos debido a brotes activos. Chiapas y Oaxaca también enfrentan desafíos en este sentido, con autoridades de salud implementando campañas de detección de síntomas en las escuelas para prevenir nuevos contagios.

¿Qué es la enfermedad de manos, pies y boca y cómo se transmite?

La enfermedad de manos, pies y boca es una infección viral que afecta principalmente a los niños, y es provocada por dos tipos de virus: el Coxsackie, que es la causa más común y generalmente benigna de esta condición, y el enterovirus 71, asociado a complicaciones neurológicas en casos raros. La transmisión ocurre a través del contacto con gotículas respiratorias de una persona infectada durante conversaciones, tos o estornudos, así como por el contacto con superficies contaminadas o con las ampollas. El periodo de incubación, es decir, el tiempo desde el primer contacto con el virus hasta la aparición de los síntomas, oscila entre tres y siete días.

Síntomas y tratamiento

Los síntomas más característicos incluyen fiebre y la aparición de ampollas en la boca, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Según Susana López Charretón, viróloga e investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, a diferencia de otras enfermedades, estas ampollas no provocan picazón, sino dolor. La mayoría de los casos se presentan en niños menores de 7 años, lo que provoca pequeños brotes epidémicos en jardines de niños y escuelas primarias, especialmente con la llegada del otoño debido al incremento del tiempo que se pasa en espacios cerrados y poco ventilados.

López Charretón subraya que no existe un tratamiento específico para el virus Coxsackie; el enfoque médico se centra en aliviar los síntomas. Es crucial prevenir la deshidratación, un factor que podría requerir atención hospitalaria si la situación se agrava. La viróloga destaca que, debido a que se considera una enfermedad mayormente benigna que se resuelve espontáneamente, el virus de Coxsackie no se monitorea con el mismo rigor que otras enfermedades dentro del sistema de vigilancia epidemiológica en México. Esto dificulta la obtención de datos precisos sobre la frecuencia de brotes en el país. Finalmente, resalta la importancia de medidas básicas de cuidado comunitario como el aislamiento, el uso de cubrebocas y el lavado continuo de manos, elementos clave para disminuir la propagación de esta y otras enfermedades que tienden a surgir con mayor frecuencia durante las estaciones de otoño e invierno.

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