Xochimilco, con sus canales y chinampas, revive historias del pasado de la Ciudad de México, recordando su importancia como centro agrícola antes de la expansión urbana. En este entorno lacustre, el agua se convierte en un símbolo vital, manteniendo viva la memoria de la cuenca que sostiene a la metrópoli. Las chinampas, áreas agrícolas construidas con barro y vegetación, son reconocidas como uno de los métodos agrícolas más antiguos y sostenibles del continente.
La preservación de este ecosistema es crucial, y por ello, un grupo de voluntarios de Iberdrola México se sumó a una jornada de trabajo agroecológico en la Chinampita de Rodrigo. Esta actividad se realiza en el marco de la Semana Internacional del Voluntariado, que se celebra en los países donde opera la empresa.
La Chinampita de Rodrigo: Patrimonio Vivo
La Chinampita de Rodrigo es una chinampa productiva que forma parte del sistema agrícola tradicional de Xochimilco, reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Su equilibrio depende de la interrelación entre agua, vegetación y trabajo humano. A pesar de la presión urbana, los agricultores locales mantienen un modelo de cultivo que fusiona saberes prehispánicos con prácticas sostenibles contemporáneas.
Voluntariado e Impacto Social
El programa de voluntariado de Iberdrola México, activo desde 2011, ha visto la participación de más de 20,500 personas, incluyendo colaboradores, clientes y proveedores en diversas acciones sociales y ambientales. Solo en 2024, se llevaron a cabo 71 actividades con 3,350 voluntarios, beneficiando a más de 31,000 personas.
Lourdes de Anda, miembro de El Buen Campo, una tienda en línea de alimentos orgánicos de chinampas xochimilcas, destaca que «estos voluntariados buscan sensibilizar sobre las labores del campo y el legado prehispánico que poseen». Por su parte, Karina Gómez, coordinadora de Responsabilidad Social Corporativa de Iberdrola México, subraya que estas experiencias permiten un impacto positivo en el medio ambiente y la alineación de acciones diarias con el compromiso empresarial contra el cambio climático.
Aprendizajes del Voluntariado
Durante la jornada, los voluntarios participan en tareas que abarcan desde la retirada de maleza hasta la siembra y cosecha, todo esto en un ambiente educativo que enriquece la experiencia. Andrea Torres García, becaria de Auditoría Interna y Riesgos de Iberdrola México, reflexiona sobre el valor del trabajo agrícola, apreciando el esfuerzo necesario para preservar estos espacios. Eder Beltrán Montiel, analista de Cumplimiento de la empresa, también menciona la importancia de entender el valor ecológico y cultural de las chinampas y cómo todos pueden contribuir a su conservación.
La actividad se integra dentro de una estrategia de responsabilidad social más amplia que conecta con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Programas como DestElla, que empodera a mujeres a través del deporte, Impulso STEM, que alienta a jóvenes a optar por carreras científicas y tecnológicas, y Luces de Esperanza, que ofrece acceso a la electricidad en comunidades vulnerables, son ejemplos de su compromiso.
En Xochimilco, el voluntariado se traduce en acción concreta: manos en la tierra, agua fluyendo lentamente y comunidades organizadas. Este esfuerzo resalta una importante verdad: el cuidado del ecosistema es esencial para el futuro.