El libro Diario de una transición histórica, de la presidenta Claudia Sheinbaum, se presenta como una obra inclasificable. Aunque busca captar la esencia de su experiencia política, carece de anécdotas significativas y ofrece un ideario poco original. Su intención de ser un diario personal se queda corta, ya que la autora no profundiza en la reflexión de eventos públicos ni brinda una mirada íntima sobre su papel como protagonista.
Publicada recientemente por Planeta, esta obra marca el debut político de Sheinbaum y ha generado un gran interés en un contexto mediático saturado. La historia de su rápido ascenso político, desde su gestión como alcaldesa de Tlalpan hasta su actual posición, es sin duda un atractivo para los lectores. En quince años, Claudia ha evolucionado notablemente, y su trayectoria ha estado marcada por la influencia de Andrés Manuel López Obrador, quien la invitó en el año 2000 a ser secretaria de medio ambiente.
El desarrollo político de Sheinbaum incluye no solo su labor en la ciudad de México, sino también su participación activa en campañas electorales a lo largo del país. En este sentido, el libro supone una oportunidad para que la presidenta comparta su perspectiva sobre la transición que vivió junto a López Obrador. Sin embargo, la obra resulta insuficiente, ya que aproximadamente la mitad del contenido se basa en documentos y discursos previamente conocidos, así como en fotografías ya publicadas.
Aún así, la obra incluye algunas entradas sobre las giras que realizaron AMLO y Sheinbaum durante la transición, momentos que fueron cruciales para entender su relación y la agenda política que se estableció en ese período. La autora tiene la posibilidad de ofrecer una reinterpretación de estos eventos y de su participación en el legado de López Obrador, pero opta por una narrativa que destaca su figura y, en ciertos pasajes, evoca sentimientos nostálgicos.
El libro no solo busca afirmar su posición como heredera del obradorismo, sino también activar el apoyo del electorado. Sheinbaum referirse con desdén a quienes no son parte de su movimiento, usando lenguaje que podría interpretarse como un abandono de la promesa de gobernar para todos. Además, plantea acusaciones graves sobre las administraciones pasadas en relación con estrategias de seguridad, exigiendo una mayor claridad y evidencias sobre estas afirmaciones.
Diario de una transición histórica también refleja la dirección que Sheinbaum quiere imprimir a su gobierno, alineándose con la perspectiva de un estatismo marcado y una política de obras públicas que implican un enfoque militarizado. La obra destaca aspectos culturales y naturales de México, evocando un nacionalismo que podría ser atractivo para su base de apoyo.
La escritura de Sheinbaum enfrenta el desafío de establecerse en un contexto en el que López Obrador ha sido un prolífico autor. Esto plantea la cuestión de si su voz tendrá espacio en un movimiento que ha estado fuertemente marcado por la figura del expresidente. La presidenta parece hacer un esfuerzo por honrar ese legado, aunque podría verse limitada por su deseo de discreción sobre detalles cruciales de la transición.
En un momento de reflexión, al acercarse a asumir la presidencia, Sheinbaum expresa sentimientos encontrados y una nostalgia que añade un toque humano a su narrativa. Resalta la necesidad de entender la historia al hablar sobre la importancia de la decisión de López Obrador de retirarse de la vida pública y cómo esta afectará el futuro del movimiento.
La publicación de este libro, en un contexto donde el liderazgo de López Obrador sigue siendo fuerte, plantea la cuestión de si Sheinbaum podrá consolidar su voz y aportar un nuevo enfoque al obradorismo. A medida que el tiempo avance, se verá si Diario de una transición histórica se convierte en un elemento esencial en la narrativa política de México o si simplemente se considera un ejercicio de autoafirmación.