La búsqueda de justicia en Yarumal: el recuerdo de dos hermanos asesinados
El 3 de diciembre de 2017, Álvaro Uribe visitó Yarumal, Antioquia, para respaldar la campaña de Iván Duque. Durante su llegada, una multitud de admiradores lo rodeó, gritando “presidente, presidente”. En medio de la algarabía, doña Olga Torres, una mujer de 41 años, logró abrirse paso y con voz firme exigió una respuesta: “Señor Uribe, dígame quién mató a mis hermanos”.
Un dolor silenciado
Doña Olga insistió en que sus hermanos, Carlos Guillermo y Omar Darío, eran trabajadores de una finca, conocidos y respetados en la comunidad, pero fueron asesinados como si fueran guerrilleros. A pesar de su valiente reclamo, sus palabras no fueron suficientemente escuchadas. Uribe, desafiando su dolor, le preguntó: “Dígamelo usted que parece que ya sabe la respuesta”. La mujer dejó de hablar, impactada, y vio cómo el exmandatario se perdía entre la multitud. Hoy, tras la condena de Santiago Uribe, acusado de crear el grupo paramilitar «Los 12 Apóstoles», doña Olga se siente lista para proclamar la verdad: “Ahora no tengo miedo de decirle que fue su hermano quien mató a los míos”, afirmó.
Los hermanos Torres y el terror del paramilitarismo
Carlos Guillermo y Omar Darío llevaban 5 y 16 años trabajando en La Carolina, una hacienda de la familia Uribe Vélez. En los años 90, la situación comenzó a cambiar drásticamente; cesaron las labores ganaderas y comenzaron, en cambio, a ser testigos de la violencia paramilitar. Antes de ser asesinados el 11 de julio de 1993, los hermanos decidieron renunciar, debido al creciente peligro que sentían. Doña Olga todavía guarda vívidas memorias de la irrupción de un grupo armado que asesinó a sus hermanos y de las acusaciones de la comunidad que no entendía su dolor.
La sombra del paramilitarismo en Yarumal
Yarumal, con una población de 45.000 habitantes, ha sido marcado por la violencia del paramilitarismo desde los años 90. La historia de este pueblo lechero ha estado marcada por la impunidad y las atrocidades cometidas por grupos como «Los 12 Apóstoles», que operaron con la complacencia del Ejército y la Policía. Según la justicia, este grupo ha sido responsable de al menos 300 asesinatos, cifra que las autoridades locales elevan a 533. La Unidad para las Víctimas ha contabilizado 10.858 víctimas directas o indirectas, lo que equivale a un cuarto de la población local.
El impacto de la sentencia judicial
La condena de Santiago Uribe a 28 años de cárcel por su vinculación con crímenes paramilitares ha sido celebrada por muchos como un paso histórico. Según Sergio Mesa, periodista y abogado, este fallo representa una reivindicación del dolor de las víctimas que han estado silenciadas durante años. Además, se ha instado a la Fiscalía a investigar otros crímenes asociados a «Los 12 Apóstoles» y a buscar justicia para las familias de las víctimas.
Reconocimiento y reparación
La reciente sentencia también busca desmantelar el discurso de que los asesinatos fueron casos aislados, confirmando la existencia de una lista negra que la organización criminal usaba para seleccionar a sus víctimas. Esto ha permitido a muchas familias empezar a reconocer su sufrimiento de manera colectiva, encontrando consuelo en la solidaridad compartida.
Memoria y esperanza
Doña Olga ha decidido transformar su dolor en acción. Ha creado un vivero de palmas de cera en su casa, simbolizando la memoria de sus hermanos y de los que han sufrido violencia en Yarumal. Este espacio se ha convertido en un centro de aprendizaje y sanación para ella y para otros que comparten su historia. “La transformación del dolor se puede, pero no me la ha dado ninguna sentencia ni dinero, la busqué por mi cuenta”, enfatiza Olga, reforzando la importancia de mantener viva la memoria de las víctimas.
