Rumba en Bogotá: ¿Por qué caen los bares y aumentan los conciertos?

EL PAÍS

La Actividad Nocturna en Bogotá: Un Debate entre Seguridad y Cultura

La actividad nocturna en Bogotá se encuentra en medio de una contradicción significativa. La capital colombiana ha emergido como un nuevo hub de internacionales, acogiendo a de renombre mundial como Guns N’ Roses, Green Day y Shakira. Sin embargo, la Administración de ha implementado un nuevo decreto que establece límites estrictos para el funcionamiento de bares y discotecas, lo que representa un duro golpe para el sector y está causando significativas pérdidas económicas, especialmente para los emergentes.

Restricciones Horarias por Seguridad

El decreto 293 de 2025, en vigor desde el 1 de julio, limita el horario de operación de bares y discotecas hasta las 3:00 de la mañana. Esta norma reemplaza a una regulación de 2022 que permitía abrir hasta las 5:00 a.m. en zonas específicas como Lourdes en Chapinero, Modelia en Fontibón, y Galerías en Teusaquillo. La justifica esta medida como un esfuerzo por mejorar la seguridad, citando que en 2024, el 35,9% de todos los en Bogotá fueron provocados por de convivencia durante la madrugada.

A pesar de que este nuevo límite tendrá una prueba de tres meses, la Alcaldía no ha establecido cuáles serán las nuevas zonas que podrán operar con un horario extendido, que deberán cumplir con criterios de seguridad y convivencia. Camilo Ospina, presidente de Asobares (Asociación de Bares y Restaurantes de Colombia), ha calificado la restricción como un retroceso y señala que ha impactado a cerca de 16,000 personas en el sector, con una reducción significativa en la nómina de empleados. Según Ospina, las grandes discotecas y los bares con en vivo generan el 54% de sus ingresos entre las 2:00 y las 4:00 a.m.

Impacto en Bares Pequeños

El impacto del nuevo decreto no se limita a los grandes establecimientos. La situación es grave para los pequeños bares, que enfrentan una creciente crisis. El debate sobre la restricción horaria en Bogotá resuena con problemáticas similares en metrópolis de todo el mundo, como Londres y Berlín, donde muchos locales de música han cerrado sus puertas debido a regulaciones restrictivas.

Santiago Gardeazábal, promotor de conciertos y dueño del cerrado bar El Anónimo, lamenta cómo la revolución inmobiliaria y los cambios en la ordenación territorial han amenazado a estos espacios culturales. Gardeazábal apunta que, durante sus 20 años de operación, El Anónimo se convirtió en un refugio para diversos géneros musicales y un trampolín para nuevos talentos.

Alix Ledesma, administrador de Latino Power, comparte su preocupación, indicando que los costos operativos de estos locales han aumentado considerablemente y que la ausencia de apoyo del público hacia los artistas emergentes es evidente. La competencia con grandes recintos como el Movistar Arena influye negativamente en la asistencia a bares pequeños, que a menudo son los verdaderos impulsores de la escena musical tradicional.

La Importancia de los Espacios Culturales

El cierre de pequeños bares representa una pérdida significativa para la cultura musical de Bogotá. Durante los últimos 30 años, estos espacios han sido incubadoras de talento, donde han surgido artistas icónicos. A menudo se cuestiona el impacto que tienen estas restricciones sobre la diversidad cultural de la ciudad.

Luis Felipe , propietario del bar cerrado Latora 4 Brazos, destaca la necesidad de una municipal que proteja estos pequeños espacios culturales. Sin ellos, argumenta Ríos, la noche capitalina carece de autenticidad y diversidad, sumándose a la monotonía que podría derivar del monopolio en la oferta musical.

En resumen, la situación actual de la actividad nocturna en Bogotá plantea importantes cuestionamientos sobre la preservación de la cultura local y el apoyo a los artistas emergentes dentro de un marco regulatorio que parece priorizar la seguridad sobre la diversidad cultural.

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