El Recetario para la Memoria: Sabores que Reviven Historias Olvidadas
Héctor Jaime Beltrán, un amante del bocachico frito, dedicaba su tiempo a preparar este plato con esmero. En su casa en Bogotá, limpiaba cuidadosamente el pescado, lo cortaba, lo lavaba y lo sumergía en aceite caliente, acompañándolo con ñame y suero costeño, ingredientes traídos de su tierra natal en el Caribe. Junto a su esposa, María del Pilar Navarrete, disfrutaban de momentos familiares durante la década del ochenta, hasta que la tragedia los separó: Beltrán se convirtió en uno de los desaparecidos durante la toma del Palacio de Justicia, el 6 y 7 de noviembre de 1985. Desde entonces, María del Pilar dedicó su vida a buscarlo, y así pasaron cuatro décadas sin que ella volviera a cocinar su amado bocachico.
La Recuperación de una Receta Olvidada
Recientemente, María del Pilar tuvo la oportunidad de recuperar la receta del bocachico frito al participar en el Recetario para la memoria, un proyecto que rinde homenaje a los desaparecidos colombianos a través de sus platos favoritos. Aunque pensó en preparar carne oreada, decidió que debía honrar a su esposo cocinando bocachico porque era su plato preferido. Asegura que, pese a sus expectativas, el resultado fue “lindísimo”. Este plato se ha convertido en una de las 44 recetas de la edición colombiana de este recetario, que comenzó en México y ya ha recorrido diferentes regiones, contando historias de familias afectadas por la desaparición de sus seres queridos.
Historias de Desapariciones en Colombia
El recetario incluye relatos variados que van desde el Bogotazo en 1948 hasta el estallido social de 2021. Los primeros desaparecidos fueron, en muchos casos, ignorados, y sus casos no fueron reconocidos formalmente como desapariciones. Durante las décadas de los setenta y ochenta, se intensificaron las persecuciones a líderes sociales y movimientos estudiantiles, situaciones que llevaron a familiares a hacer denuncias públicas. En la actualidad, jóvenes también figuran en esta trágica lista, víctimas del narcotráfico y de movilizaciones sociales.
Nancy García Villamizar es una de las participantes del recetario. Su historia se entrelaza con la de sus hermanos, Orlando y Edgar, detenidos y desaparecidos en 1982 por una alianza de narcoparamilitares y policías. Recordando su infancia, decidió cocinar migas, un desayuno familiar que evocaba memorias sobre su padre. Las migas, elaboradas a base de patacones, chicharrón, cebolla y ajo, rememoraban momentos entrañables en su casa en Girardot.
Conectando Recuerdos a Través de la Comida
María del Pilar y Nancy comparten su experiencia en Casa B, una fundación en Bogotá que ha incorporado estas recetas en un menú comunitario y ha organizado una exposición fotográfica. Durante un almuerzo, degustan frijoles rancheros, un plato preparado en memoria de Javier Ramírez, un joven de 21 años desaparecido el 31 de diciembre de 2019. La atmósfera es de camaradería, donde el acto de cocinar se convierte en un hilo que une sus historias con sus seres queridos desaparecidos.
El Origen del Proyecto
La fotógrafa mexicana Zahara Gómez inició este proyecto en 2019, inspirada por el exilio de sus padres argentinos durante la dictadura de su país. Al estudiar la problemática de las desapariciones, se dio cuenta de la falta de conexión emocional en las narrativas actuales. Así, decidió crear el Recetario para la memoria, un enfoque centrado en la comida que permite dar a conocer las historias humanas detrás de cada desaparición, facilitando una comprensión más profunda de las pérdidas sufridas.
Lazos que Persisten en el Tiempo
La primera receta del libro es una sopa de papa y carne, recordando a Oliva Sáenz, una niña de 11 años desaparecida en 1948. Su hermana, María Ilva Sáenz, evocó los sabores de su infancia mientras preparaba la receta. La experiencia de cocinar para el recetario ha proporcionado a la familia una nueva forma de mantener viva la memoria de Oliva, resaltando la importancia de reconocer y recordar a quienes han sido olvidados por la historia.
