La relación política entre México y España ha tomado un nuevo rumbo con las recientes declaraciones de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, quien reiteró su demanda a la Corona española de ofrecer disculpas por los abusos cometidos durante la Conquista. “Todavía seguimos esperando”, subrayó la mandataria en su conferencia de prensa diaria, en respuesta a una pregunta sobre el interés de la princesa Leonor en visitar el Museo Nacional de Antropología e Historia y el Bosque de Chapultepec, en Ciudad de México.
Las palabras de Sheinbaum se producen tras una etapa reciente de intercambios culturales entre ambos países, marcada por la entrega de dos premios Princesa de Asturias —al Museo de Antropología y a la fotógrafa Graciela Iturbide— para honrar el legado indígena en México, además de la llegada de la mayor exposición de arte precolombino a España. Aunque estos gestos han sido bien recibidos y se han observado señales de acercamiento, las relaciones diplomáticas continúan enfrentando desafíos. A continuación, se presentan las claves del desencuentro entre México y España.
Orígenes de la controversia
En marzo de 2019, el entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, envió una carta a Felipe VI solicitando perdón por los excesos de los colonizadores españoles durante la Conquista de América. La respuesta no llegó de la Corona, sino del Ejecutivo español, que lamentó “profundamente” la publicación de la misiva y rechazó “con firmeza” su contenido. Desde este episodio, las relaciones políticas entre ambos gobiernos han estado marcadas por la tensión, aunque los vínculos en áreas como el comercio y el turismo han continuado con normalidad. La última reunión entre López Obrador y Pedro Sánchez tuvo lugar en enero de 2019, antes de la controversia.
Argumentos del Gobierno mexicano
La postura del Gobierno mexicano se basa en afirmar que “la llamada conquista se hizo con la espada y con la cruz”, explicando así los motivos detrás de la carta de López Obrador. La historiografía mexicana presenta la colonización desde múltiples perspectivas: como un “encuentro de dos culturas” en un país con 68 etnias indígenas, y como una “invasión” que trajo consigo el colapso de grandes imperios y la destrucción de una rica herencia cultural. A cinco siglos de la llegada de Hernán Cortés, el debate sobre la Conquista persiste.
López Obrador ha enfatizado que su carta era un intento de cerrar heridas y promover la reconciliación. “Se dieron muchas circunstancias, eso lo entendemos, pero se sometió y reprimió a pueblos, el mismo Cortés lo acepta en sus escritos”, apunta. En 2021, su Gobierno ofreció disculpas por los actos contra los pueblos originarios tras la Independencia, planteando la pregunta de por qué España no podría hacer lo mismo.
Reacciones en España
Desde España, el Gobierno de Sánchez respondió que los eventos de hace 500 años no pueden ser juzgados según criterios contemporáneos, instando a mirar hacia adelante y fortalecer los lazos de amistad y cooperación entre ambos países. Sin embargo, algunos sectores en España han interpretado la petición de disculpas como un intento de “falsear la historia”, argumentando que no hay necesidad de disculpas por la “gesta civilizatoria” que representa la colonización. A su vez, Podemos ha expresado su apoyo a López Obrador, señalando la importancia de un “proceso de recuperación de la memoria democrática”.
La misiva y las declaraciones del presidente mexicano han sido criticadas en ciertos medios españoles, que ven la demanda de disculpas como una confrontación innecesaria con la Corona y un intento de desviar la atención de problemas internos. Josep Borrell, entonces ministro de Exteriores español, descartó categoricamente la oferta de disculpas como “desafortunada” y argumentó que el Gobierno español no debía responder para evitar una escalada de tensiones.
Otras fuentes diplomáticas han añadido que la carta de López Obrador no siguió los cauces institucionales apropiados, ya que fue entregada por una funcionaria de bajo rango y no contó con el conocimiento inicial de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.
Estado de la relación diplomática
Pese a las tensiones, Sheinbaum aseguró que “con España se tienen relaciones; no se ha roto ninguna relación”. No obstante, destacó que las autoridades españolas reaccionaron de manera inadecuada a la solicitud de disculpas. Comentó también que tras la carta, se llevó a cabo “una campaña” en España contra López Obrador, especialmente por parte del PP, Vox y Ciudadanos.
La relación bilateral se vio aún más afectada cuando Felipe VI no fue invitado a la toma de posesión de Sheinbaum en octubre de 2022, un hecho considerado “inaceptable” por el Ministerio de Exteriores de España. Previamente, en 2022, López Obrador había anunciado una “pausa diplomática” en las relaciones con España, aunque este concepto no es reconocido por el derecho internacional y no implicó una ruptura formal.
Avances hacia la reconciliación
Pese a los roces, se han presentado gestos significativos para mejorar las relaciones entre México y España. España fue el país invitado de honor en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara el año pasado, un evento que tuvo lugar poco después de la controversia por la exclusión del Rey. Durante la feria, el ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, y su homóloga mexicana, Claudia Curiel, se reunieron para acercar posturas.
Desde la llegada de Sheinbaum al poder, se ha notado un esfuerzo por parte de ambos países para superar diferencias y avanzar en los contactos culturales, culminando con la exposición de piezas precolombinas en varias sedes de Madrid. Sin embargo, la petición de disculpas sigue siendo un tema delicado en las relaciones bilaterales. Según Sheinbaum, la ofensa de la Corona no solo afectó al Gobierno mexicano, sino también al pueblo de México.
Otras disculpas en el ámbito global
López Obrador también contactó al Vaticano, donde el papa Francisco reconoció en una carta la necesidad de pedir perdón por acciones que no favorecieron la evangelización. Otros países han emitido disculpas por abusos a pueblos originarios, como fue el caso de la monarquía belga en 2020 por los abusos en Congo, así como el rey de los Países Bajos y Carlos III del Reino Unido, quienes también reconocieron su papel en situaciones históricas complejas.
 
															 
															 
         
         
         
         
         
         
        