La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, conocida como el “corolario Trump”, revela la profunda decadencia del movimiento MAGA (Make America Great Again) y la ambición desmedida de su líder. Esta estrategia pone de manifiesto la afinidad de Donald Trump con figuras autocráticas como Vladimir Putin, mostrando un enfoque similar en su intento de restaurar antiguos imperios. Este delirio de grandeza ha causado estragos en la vida de millones de personas y pone en riesgo la estabilidad global, pues el poder nuclear y militar, en manos de estos líderes, es una amenaza constante, alimentada por su apetito de control y expoliación económica.
Amenazas Geopolíticas y Cacócratas
Con una retórica agresiva, Trump actúa como un «mafioso nuclear» al amenazar a naciones que desafían su dominación y control geopolítico. Esto incluye una constante humillación hacia la Unión Europea, a la que exige mayores compras de armamento y la responsabiliza de su propia seguridad, mientras observa cómo Estados Unidos ha virado su atención hacia lo que se considera su “hemisferio occidental”. Esta estrategia se ha transformado en una versión moderna de la doctrina Monroe, ahora caracterizada como “Doctrina Donroe”, donde las amenazas, aranceles y engaños se convierten en las herramientas preferidas para obtener dominio. Esta táctica es utilizada tanto por Trump contra el “narcoterrorismo” en Venezuela como por Putin en Ucrania frente a lo que él denomina el extremismo nazi. Cuando estas estrategias no logran funcionar, ambos optan por la fuerza militar, ignorando el Derecho Internacional y actuando por su propia cuenta, en nombre de la seguridad nacional.
Criminales de Guerra Intocables
Ambos líderes, junto a figuras como Benjamin Netanyahu, forman una «trinidad del mal» que busca restablecer un orden geopolítico conforme a sus aspiraciones personales. Esta dinámica surge en un contexto en que los poderes imperiales, caracterizados por el neofeudalismo, reclaman un control absoluto sobre sus respectivas regiones. La politología contemporánea se refiere a esto como “áreas de influencia”, aunque en realidad son feudos neocoloniales en disputa. Figuras como Trump, Putin, Netanyahu y Xi Jinping, respaldados por arsenales nucleares, continúan avanzando en sus objetivos imperiales.
Del Orden Geopolítico Multipolar al Neofeudalismo
Trump se autoproclama líder del “hemisferio occidental”, mientras Putin reivindica la Europa del Este, enfrentando a la OTAN. Por su parte, Netanyahu intenta consolidar el control sobre Oriente Medio, y Xi Jinping teje su influencia a través de la Ruta de la Seda, impactando Asia, África y América Latina, como lo demuestra el megapuerto de Chancay en Perú. Esta transformación del orden mundial hacia un neofeudalismo refleja un desprecio por el pasado, donde Europa ya no juega un papel central, y un constante avance de los grandes poderes, quienes utilizan narrativas y tecnologías para moldear realidades a su favor.
Neofeudalismos Virtuales
El mundo actual está fragmentado por “neofeudalismos virtuales”, donde resulta cada vez más difícil discernir entre la realidad y la manipulación tecnológica. Los líderes de este nuevo orden global conocen y controlan los deseos de las masas, llevándolas a cuestionar hasta la existencia de escándalos como la lista de Epstein. Este contexto se intensifica en épocas festivas, donde la presión por la compra y el consumo opaca las críticas a estas figuras de poder. Las celebraciones se convierten en momentos de desconexión, donde se prioriza la felicidad superficial sobre responsabilidades más profundas.
Consumo y Aislamiento en Tiempos de Celebración
Durante la Navidad, se proyecta un mensaje de reconciliación y felicidad, mientras el consumismo se apodera de la sociedad. Se urge a disfrutar del presente sin preocuparse por el pasado o el futuro, perpetuando un ciclo donde el crédito y el endeudamiento se vuelven esenciales para mantener una ilusión de bienestar. En este marco, se promueve una Navidad consumista, alejada de cuestionamientos sobre la realidad, invitando a abrazar la felicidad efímera entre presentaciones sin sentido y regalos útiles que refuercen el aislamiento en mundos privados.
