La inteligencia artificial ha transformado el panorama de la desinformación, permitiendo la creación de audios falsos, imágenes manipuladas y hechos ficticios en cuestión de segundos. No se trata solo de un artículo engañoso o un tuit malintencionado; hoy enfrentamos una maquinaria capaz de producir mentiras masivas con un realismo y velocidad que dificultan distinguir la verdad de la falsedad. El mayor desafío aquí no es tecnológico, sino la pérdida de confianza que esto conlleva.
A medida que la desinformación se vuelve más sofisticada, el peligro radica en que las personas comienzan a cuestionar todo, incluso su capacidad para discernir lo verdadero de lo falso. En este contexto, la desinformación no solo genera confusión, sino que también desgasta, polariza y socava la vida democrática. La pregunta clave es: ¿cómo podemos convivir y discutir en sociedad sin una base común de hechos verificados?
Desigualdad en América Latina
En América Latina, enfrentamos una desigualdad estructural adicional. Las plataformas digitales tienden a moderar de manera menos efectiva el contenido en español, y los modelos entrenados en inglés comprenden menos nuestro contexto. Esto deja a millones de personas más vulnerables ante las trampas narrativas que circulan principalmente en canales privados como WhatsApp y Telegram.
Estrategias para combatir la desinformación
Ante este panorama, no hay un antídoto único, pero se puede implementar una combinación eficaz: verificación rigurosa, alfabetización mediática, compromiso real de las plataformas, y colaboración entre medios, sociedad civil, académicos y gobiernos. La mejor protección contra las mentiras virales es una ciudadanía informada. No es suficiente con afirmar que un contenido es falso; es crucial explicar cómo se llegó a esa conclusión, por qué es importante y qué está en juego.
El papel de la educación
La educación desempeña un papel fundamental. Más allá de enseñar a identificar si algo fue generado por inteligencia artificial, es esencial fomentar una mentalidad crítica que lleve a preguntarse: “¿esto es confiable?”. Una imagen puede ser auténtica pero usada para manipular, lo que subraya la importancia de aprender a leer el contexto, identificar intenciones y comprender los patrones de engaño.
Responsabilidad de las plataformas tecnológicas
Es urgente que las plataformas tecnológicas asuman responsabilidades concretas, como la transparencia en el entrenamiento de sus modelos, asegurando la trazabilidad de los contenidos generados por IA, y promoviendo la colaboración con verificadores y periodistas. Además, la inversión deberá dirigirse a mitigar los problemas que ellas mismas amplifican. Por otro lado, la regulación puede establecer estándares de transparencia y responsabilidad, sin frenar la innovación ni atentar contra la libertad de expresión.
La confianza como valor fundamental
La confianza es el núcleo del periodismo y un valor esencial para la vida en común. Nunca ha sido tan difícil ni tan necesario construirla. Un camino para lograrlo es a través de la transparencia, el rigor y la cercanía.
La inteligencia artificial se integrará en todas las etapas de producción, distribución y consumo de noticias. Este fenómeno puede ser visto como una amenaza o como una herramienta, dependiendo del uso que se le dé. El periodismo que logre adaptarse, que emplee la tecnología con criterio editorial y que invierta en calidad, tendrá un valor diferencial. Al final, si el periodismo no contribuye a mejorar la vida de las personas, ninguna tecnología podrá salvarlo.
Franco Piccato es Director Ejecutivo de Chequeado.