Los mercados financieros han sido sorprendidos por el resultado de la opa del BBVA sobre el Sabadell. A pesar de las expectativas de la mayoría de los inversores profesionales, quienes esperaban que la oferta concluyera con éxito, el resultado fue la aceptación de menos del 30% por parte de los accionistas del Sabadell. Esta situación obliga a reconsiderar las estrategias de inversión y evaluar las causas de este desenlace.
Juan Gómez Bada, fundador de la firma Avantage Capital, describe la situación con un símil de surf: «Muchos accionistas del Sabadell optaron por no aceptar la primera oferta, a la espera de una segunda ola más potente que finalmente no llegó». La expectativa de una oferta mejorada en efectivo fue un factor determinante en la decisión de los accionistas.
Expectativa de una Nueva Oferta
El BBVA había solicitado al regulador estadounidense (SEC) una autorización para proceder con la opa, aunque no alcanzara la mayoría del capital. Esto generó dudas entre los accionistas sobre la conveniencia de vender en la primera ronda, en lugar de esperar una oferta potencialmente más favorable en el futuro.
La idea de que una segunda opa podría materializarse también fue reafirmada por César González-Bueno, consejero delegado del Sabadell, quien utilizó este argumento en diversas entrevistas. Algunos inversores, como Hernán Cortés de Olea Gestión, destacaron cómo en las oficinas del Sabadell se convenció a los accionistas de abstenerse de la primera oferta, debido a la posibilidad de una mejora en la próxima.
Mientras que muchos gestores esperaban que el BBVA lograra adquirir cerca del 40% del Sabadell, otros, como Ricardo Seixas de Bestinver, se mostraron cautelosos. Seixas vendió las acciones de su fondo en el Sabadell antes del cierre del plazo de aceptación de la oferta y aumentó su posición en el BBVA, llevándose una ganancia significativa tras el anuncio de los resultados de la oferta.
Influencia Política
Otro factor relevante en el fracaso de la opa fue la politización de la situación. Según un inversor veterano, el Gobierno se opuso a la operación de forma decidida desde el principio. La rápida reacción de Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Cataluña, al celebrar el fracaso de la opa, fue un claro indicativo de la intervención política en el asunto.
Los inversores también señalaron las estrictas condiciones impuestas por la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) y la consulta pública realizada por el Ministerio de Economía como elementos que complicaron la situación. Entre las exigencias del Gobierno se incluyó la prohibición de fusiones durante un periodo de tres años.
A pesar de que se trataba de una operación beneficiosa para muchos accionistas del Sabadell, la falta de un acuerdo entre las partes y la presión política llevaron a un desenlace adverso para el banco. Expertos financieros como Tomás Pintó subrayan la dificultad de adquirir más del 30% de un banco europeo si no hay alineación previa con sus directivos y accionistas clave.
Finalmente, la falta de habilidades interpersonales en las negociaciones por parte del presidente del BBVA, Carlos Torres, se ha mencionado como un factor que contribuyó al fracaso de la opa. El contexto del Sabadell ha demostrado ser complicado, con una mezcla de expectativas de inversión poco realistas, influencia gubernamental y dinámicas complejas en el sector financiero.
