Chile: Un país sin relato político
En la actualidad, Chile parece atravesar un momento de estancamiento narrativo, donde la política ha perdido su esencia dramática. A pesar de la existencia de conflictos, estos no generan historias ni motivan cambios significativos. Los bloques políticos se han mantenido firmes en sus posiciones, lo que ha llevado a una falta de dinamismo en el escenario nacional.
El estancamiento de la aprobación presidencial
Las encuestas de aprobación presidencial reflejan esta situación con claridad. A diferencia de los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos, y del ciclo de Bachelet-Piñera, que presentaron fluctuaciones emocionales, el actual contexto muestra una estabilidad inquietante. La crisis social, la pandemia y los procesos constitucionales han dejado a la figura presidencial con una aprobación que apenas varía algunos puntos, lo que sugiere que la ciudadanía ha optado por observar sin involucrarse.
Identidad y polarización
Este aparente congelamiento no debe interpretarse como indiferencia, sino como un signo de identidad. Desde la psicología social, se entiende que cuando una sociedad se subdivide en bandos, las opiniones se convierten en marcas de pertenencia. Así, la aprobación ya no se ve como un juicio sobre el gobierno, sino como un indicador de la identidad política de cada persona. Esta rigidificación de identidades puede, sin duda, afectar la funcionalidad democrática del país.
El fenómeno de los votantes liminales
A pesar de esta polarización, un grupo significativo emerge como un actor clave: el 20% de votantes que optaron por Franco Parisi en la primera vuelta. Este sector se posiciona de manera ambigua en el panorama político, interviniendo en el proceso electoral sin comprometerse totalmente con ningún grupo. Se trata de ciudadanos que permanecen en una zona intermedia, distantes de las etiquetas políticas tradicionales.
Desafíos para el futuro gobierno
La realidad política que enfrentará quien sea elegido, ya sea Kast o Jara, será compleja. La ciudadanía parece no estar predispuesta a entusiasmarse ni a desilusionarse, entrando así en un contexto emocionalmente rígido. Las políticas que se implementen es probable que no generen grandes apoyos ni rechazos, sino que refuercen las creencias existentes de cada grupo. Las crisis sociales no provocarían un reordenamiento del mapa político, sino que validarán las identidades actuales.
La oportunidad en el 20% y la búsqueda de nuevos relatos
Sin embargo, entre este 20% que se encuentra en los márgenes, hay una reserva de potencial emocional. No están atados a un bando y pueden ofrecer una posibilidad de recuperación de la narrativa política en Chile. Si el país desea volver a su esencia dinámica, será crucial involucrar a estos votantes que se sienten fuera del esquema convencional.
Construir puentes hacia el futuro
Para que la política chilena recupere su narrativa y se transforme en una conversación constructiva, es fundamental establecer puentes entre los diferentes sectores: la política, la cultura, la sociedad civil, el ámbito empresarial y el mundo intelectual. La tendencia a aferrarse a prejuicios y conflictos estériles debe ceder ante la necesidad de diálogo y entendimiento.
