Infiltración de disidencias en el Ejército: el escándalo en Colombia
Colombia se encuentra en el centro de un intenso debate tras la divulgación de un reportaje que denuncia la posible infiltración de una facción disidente de las FARC en el Ejército y la principal agencia de inteligencia nacional, la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). Emitido por Noticias Caracol, el informe sugiere accesos irregulares a información militar sensible e implicaciones en la estructura del Estado. Este episodio ha reavivado temores sobre la capacidad de los grupos armados para corromper instituciones clave.
Reacciones del gobierno y la oposición
El gobierno de Gustavo Petro se ha visto afectado por estas revelaciones, respondiendo inicialmente con acusaciones de manipulación mediática y una campaña política en su contra. La oposición exige aclaraciones, mientras la Fiscalía ha abierto una investigación al respecto. La situación marca una nueva fase en la disputa entre Petro y sus críticos.
Detalles de la investigación periodística
El reportaje se basa en archivos digitales incautados durante la captura y posterior liberación de Calarcá Córdoba, líder disidente, en julio de 2024. Estos dispositivos revelan intercambios de información que demuestran que el grupo disidente podría haber tenido acceso a datos críticos sobre movimientos y operativos militares, amenazando así la seguridad nacional.
Entre los documentos se mencionan nombres relevantes como el general Juan Miguel Huertas, actual comandante de recursos humanos del Ejército, y el director de operaciones de la DNI, Wilmar Mejía, quienes son señalados como posibles contactos de la disidencia. La investigación sugiere que estos vínculos podrían haber influido en decisiones tácticas y movimientos internos dentro del Ejército.
Un fenómeno recurrente en la historia de Colombia
La infiltración de grupos armados en instituciones del Estado no es un hecho aislado. Colombia ha enfrentado numerosos casos de complicidades, especialmente durante las décadas de los noventa y principios de los dos mil. Sin embargo, la reciente noticia ha desatado interrogantes sobre la eficacia de la contrainteligencia colombiana y ha generado una dura respuesta de Petro.
Reacciones del presidente y la administración
En sus declaraciones iniciales, Petro alegó que el noticiero había presentado información sesgada que favorecía a la oposición y negaba cualquier prueba de infiltración, calificando las acusaciones como un engaño. Sin embargo, más tarde reconoció que existían alertas internas sobre contactos irregulares, aunque minimizó su gravedad. A pesar de esto, el presidente afirmó que su administración estaba trabajando para fortalecer la inteligencia estatal.
Pese a las tensiones, tanto la DNI como el Ministerio de Defensa han negado que la disidencia tuviera acceso a información clasificada y han iniciado investigaciones internas por posibles infracciones a los protocolos de seguridad. Las auditorías y revisiones de antecedentes del personal son algunas de las acciones que se están implementando para abordar el problema.
La narrativa política en juego
A medida que avanza la investigación, el caso ha evolucionado de un asunto penal a una lucha narrativa. Petro sostiene que las filtraciones tienen un carácter selectivo y están diseñadas para debilitar su gobierno, especialmente con las elecciones presidenciales a la vista. Ha señalado específicamente al periodista Ricardo Calderón, quien lideró la investigación, acusándolo de no contrastar sus fuentes y de difundir información falsa.
Un giro inesperado en este escándalo benefició a Petro cuando El Tiempo publicó un audio en el que supuestamente se escuchaba a Mejía presionando a oficiales, aunque luego se reveló que la voz no pertenecía a él, lo que generó más confusión en la narrativa.
Actualmente, la Fiscalía sigue investigando el caso y las auditorías internas continúan, mientras la oposición encuentra en este episodio una oportunidad para cuestionar al gobierno. El sistema de inteligencia colombiano se enfrenta a un escrutinio sin precedentes, tratando de demostrar su capacidad para enfrentar no solo la guerra externa, sino también la interna.
