Empresarias y políticas colombianas: unidas por el poder y la voz pública

EL PAÍS

Un grupo de mujeres en la cúpula política y empresarial de Colombia está decidido a romper el silencio que se les impone en diversos escenarios, desde las reuniones familiares hasta los ambientes corporativos. Están cansadas de que les digan que “de política no se habla”. Recientemente, fundaron el movimiento ‘Mujeres por la Democracia’, que ya cuenta con más de 300 integrantes dispuestas a abordar asuntos políticos de manera abierta y colectiva.

Fundadoras con Trayectoria

Entre las 25 fundadoras del movimiento destacan exintegrantes de gobiernos de derecha que gobernaron antes del actual presidente de izquierdas, Gustavo Petro. Nombres como Marta Lucía Ramírez, quien fue ministra de Defensa y vice-presidenta, así como María Ángela Holguín, excanciller durante la administración de Juan Manuel Santos, aparecen en la lista. Otras figuras importantes son Carolina Barco, exembajadora en Estados Unidos; María Claudia Lacouture, exministra de Comercio y actual presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana; Ángela María Orozco, exministra de Transporte, y María Fernanda Suárez, exministra de Minas y Energía. Además, la organización incluye economistas como Carolina Soto y Ana María Maiguashca, y empresarias como Sylvia Escovar, ex-presidenta de Terpel, y Mónica Contreras, proveniente de la Transportadora de Gas Internacional (TGI).

Voz para las Mujeres

A pesar de su privilegiada posición, muchas de estas mujeres creen que sus opiniones públicas han estado limitadas en un país caracterizado por constantes confrontaciones políticas. A ocho meses de las elecciones presidenciales, buscan amplificar sus voces. Diana Rojas, directora ejecutiva del movimiento y excandidata a la alcaldía de Cali, resalta que “no todas pensamos lo mismo, pero coincidimos en la importancia de fortalecer la democracia” y enfatiza el deseo de que se escuchen sus apreciaciones.

En pocos meses, el movimiento ha atraído a mujeres de diversas ocupaciones en ciudades como Medellín, Valledupar, Riohacha y Manizales, así como en localidades más remotas. Han emitido pronunciamientos colectivos sobre temas actuales, como el nombramiento de Juan Carlos Florián como ministro de Igualdad por violar la ley de cuotas, el asesinato del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, y la celebración del Premio Nobel de Paz otorgado a María Corina Machado.

Un Movimiento Sin Etiquetas Partidistas

Aunque algunas fundadoras son críticas del gobierno de Petro, el movimiento no se considera partidista ni se adscribe a una ideología específica. Tampoco se identifican como un movimiento feminista, aunque abogan por una equidad en la representación de género. Rojas aclara que su objetivo es que «la democracia esté de moda», resaltando la importancia de la separación de poderes y los derechos humanos.

El movimiento apunta a incrementar la participación pública de las mujeres en un contexto donde su representación en el Congreso apenas roza el 30%, inferior al promedio de 35,8% en América Latina. Solo seis de los 32 departamentos cuentan con mujeres gobernadoras y hay 146 mujeres alcaldesas, representando el 13% de los municipios. Rojas asegura que «hay que promover la participación en la política» y crear espacios de liderazgo para las mujeres que creen en valores democráticos.

La Lucha en el Sector Empresarial

El esfuerzo por una mayor participación también se extiende al ámbito empresarial, donde ha surgido una comunidad de más de 1.000 mujeres bajo el programa “Liderazgo de mujeres en juntas directivas” del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA). Esta comunidad incluye mujeres de diversos países de la región y busca cambiar la percepción de que hay escasez de mujeres calificadas para asumir altos cargos.

Natalia García Arenas, integrante de esta comunidad, afirma que aunque muchas empresas tienen a mujeres en roles gerenciales, su representación en juntas directivas sigue siendo baja. Según ONU Mujeres, las mujeres enfrentan obstáculos para avanzar a posiciones de liderazgo, y este fenómeno se traduce en una subutilización de su talento en el sector empresarial.

A pesar de los desafíos, la visibilidad de estas iniciativas ha comenzado a dar frutos. Emilia Restrepo, rectora del CESA, relata que la participación de mujeres en juntas directivas ha aumentado del 15% en 2018 a un estimado del 25,6% para 2025. Asimismo, organizaciones como Women in Connection y estrategias como el Club del 30% trabajan activamente para promover la equidad de género en altos cargos de toma de decisiones.

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