Este jueves, los adolescentes T-rex enfrentarán una crisis de identidad. La revista Science ha publicado un artículo que, por segunda vez en menos de dos meses, cuestiona hallazgos previos relacionados con ejemplares juveniles de Tyrannosaurus rex. Se propone la hipótesis de que algunos de estos fósiles podrían corresponder a una especie diferente llamada Nanotyrannus, que coexistió con el célebre dinosaurio hace aproximadamente 67 millones de años.
El Nanotyrannus, una versión más pequeña del T-rex, presentaba características notables: aproximadamente la mitad de su tamaño y una masa muscular diez veces menor. “A pesar de su tamaño reducido, seguía siendo un formidable depredador. Su cráneo medía 59 centímetros de longitud y su peso rondaba los 700 kilos, comparable al del oso polar, el mayor depredador terrestre actual”, explica Christopher Griffin, investigador del Departamento de Geociencias de la Universidad de Princeton y primer autor del estudio. Además, el Nanotyrannus tenía más dientes y un hocico más largo, lo que le habría permitido ser más ágil y esbelto.
Confusión de Identidades
La confusión sobre la clasificación de estos fósiles data de más de 70 años. En 1942, se descubrió un cráneo de un pequeño terópodo en la formación Hell Creek, en Montana, Estados Unidos. En 1988, este cráneo fue asignado a la recién descrita especie Nanotyrannus lancensis. Sin embargo, muchos investigadores argumentaron que en realidad era un T-rex juvenil, dada su notable similitud y el hallazgo en la misma formación geológica. Este debate ha continuado durante cuatro décadas y parece entrar en una nueva fase.
Griffin aclara que “Nanotyrannus lancensis y el Tyrannosaurus rex pertenecen al grupo de los tiranosaurios, conocido como Eutyrannosauria, pero su parentesco no va más allá de eso”. Este nuevo análisis se basa en la histología del hioides, un hueso situado bajo la mandíbula, lo que permite examinar la estructura de un fósil a nivel microscópico y detectar huellas de crecimiento. Tradicionalmente, los paleontólogos utilizaban los anillos de crecimiento en huesos largos para determinar la edad de un dinosaurio. En este caso, los científicos aplicaron la histología al cráneo descubierto en 1942.
Conclusiones del Estudio
Gracias a esta innovadora técnica, los diez científicos que firman el artículo han identificado que el cráneo “se acerca o ha alcanzado la madurez esquelética, lo que sugiere que es taxonómicamente distinto del Tyrannosaurus rex contemporáneo y que los ecosistemas de Hell Creek sustentaban un variado conjunto de dinosaurios depredadores antes de la extinción del Cretácico”.
Por su parte, la revista Nature publicó el 30 de octubre un estudio similar que revisó más de 200 fósiles de tiranosaurios. Lindsay Zanno y James Napoli, del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte, encontraron que un joven tiranosaurio, inicialmente considerado como tal, en realidad era un N. lancensis. Su análisis se centró en los anillos de crecimiento, el ritmo de maduración y la anatomía del desarrollo, revelando que el ejemplar tenía alrededor de 20 años y estaba físicamente maduro al momento de su muerte.
Además, otro supuesto juvenil fue reclasificado como Nanotyrannus lethaeus, indicando que se trata de una variante diferente de Nanotyrannus.
El Debate en la Paleontología
En Argentina, los paleontólogos Juan Canale y Damiano Palombo consideran que el debate ha sido amplificado por la popularidad del Tyrannosaurus. “Con otro dinosaurio, probablemente no habría existido tanto conflicto, pero el Tyrannosaurus es un animal icónico que trasciende las normas científicas”, afirma Palombo.
Napoli reconoce la relevancia del Tyrannosaurus para la paleontología, señalando que su abundancia en el registro fósil permite aprender mucho más sobre él en comparación con otros ejemplares menos documentados. “Esto atrae atención y financiación a la investigación del Tyrannosaurus, facilitando proyectos más arriesgados”, añade.
Ambos equipos están conscientes de las implicaciones de sus estudios. El artículo de Zanno y Napoli advierte que si la hipótesis taxonómica es incorrecta, también lo sería gran parte del conocimiento existente sobre este vertebrado y su papel en los ecosistemas previos a la extinción masiva.
Griffin declara que la controversia está llegando a su fin. “Con nuestro estudio sobre el holotipo de Nanotyrannus y otros trabajos realizados, la validez de Nanotyrannus parece haber quedado determinada”, concluye.
Se ha abierto una nueva etapa en la investigación de los jóvenes reyes tiranosaurios, transformando la manera en que entendemos su historia evolutiva.
