A finales del verano, una extraña enfermedad comenzó a sembrar preocupación en Cuba, especialmente en la región occidental de la isla. Los síntomas incluían fiebre de hasta 40 grados, dolores e inflamación corporal, vómitos, diarreas, cefaleas y hasta manchas en la piel. Matanzas, epicentro del brote, registró contagios masivos que rápidamente se extendieron a todos los rincones de la provincia y, eventualmente, a casi todo el país. La escasez de reactivos en los laboratorios municipales complicó la identificación del problema, pero hoy se confirma que Cuba enfrenta una crisis epidemiológica combinada con la presencia de dengue, Oropouche y chikungunya.
Tras semanas de silencio, los funcionarios gubernamentales finalmente abordaron la situación. El ministro de Salud Pública de Cuba, José Ángel Portal Miranda, declaró que estas enfermedades no eran nuevas ni desconocidas. A pesar de las crecientes denuncias sobre contagios y muertes, el ministro insistió en que las cifras de decesos estaban exageradas. Por su parte, el doctor Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología, resaltó que no había muertos por arbovirosis, desestimando rumores que hablaban de hasta 11 fallecimientos.
La intelectual cubana Alina Bárbara López, en un comentario en Facebook, acusó a las autoridades de manipular la situación en Matanzas. Entre los casos que se mencionaban, destacado estaba el del joven Yuniel, quien falleció a causa del dengue hemorrágico, pero cuyo deceso no fue contabilizado por el Ministerio de Salud. Fue solo cuando la situación se tornó insostenible, que las autoridades reconocieron la muerte de tres personas por dengue, sin ofrecer detalles precisos. La viceministra de Salud Pública, Carilda Peña García, admitió que actualmente circulan nueve virus respiratorios, junto con un incremento de enfermedades diarreicas agudas y hepatitis A, aunque sin ofrecer cifras claras al respecto.
Crisis Sanitaria en Cuba
Ante la falta de transparencia en las cifras oficiales, los ciudadanos han tomado la iniciativa de visibilizar esta alarmante crisis sanitaria. La artista matancera Sindy San Miguel Fariñas expresó su desesperación en Facebook, revelando que la enfermedad le impedía incluso moverse con normalidad. A la fecha, se reporta que el dengue y Oropouche están presentes en 12 provincias, mientras que chikungunya afecta a ocho. Las autoridades apuntan al aumento de calor y lluvias como causas del incremento de mosquitos transmisores, pero muchos cubanos atribuyen la crisis al abandono sistémico que vive el país.
La población enfrenta no solo largas horas de apagones y escasez de agua, que dificultan el mantenimiento de condiciones de higiene, sino también una creciente acumulación de basura en las calles. En La Habana, se generan a diario 30.108 metros cúbicos de desechos, y se informa que más del 40% de los camiones recolectores estaban inoperativos el año pasado, empeorando la situación. Adicionalmente, hay una notable falta de trabajadores en la estatal Comunales, responsable de estos servicios.
Las estrategias de higiene ordenadas por las autoridades no son suficientes para afrontar la crisis. La falta de fumigación, insuficiente combustible y constantes salideros de agua han contribuido a agravar la epidemia. La disponibilidad escasa de reactivos para diagnósticos en los laboratorios ha hecho que muchos enfermos desconozcan los virus que padecen, además de que un estimado del 70% de los medicamentos son inexistentes en las farmacias.
A pesar de la magnitud de la crisis, el ministro de Salud Pública afirmó que la situación está bajo control y que se están tomando medidas para salvaguardar la salud de la población. Sin embargo, ante el colapso de hospitales en Matanzas y el incremento de enfermos, muchos cubanos buscan apoyo en el exilio y movilizan recursos para intentar enfrentar las severas carencias.