Whirlpool despide a 220 trabajadores en Argentina tras cierre de fábrica
La multinacional Whirlpool ha anunciado el despido de 220 empleados debido al cierre de su planta en Pilar, ubicada en la periferia norte de Buenos Aires. Esta fábrica, inaugurada hace apenas tres años con una inversión de 50 millones de dólares, tenía como objetivo producir 300.000 lavadoras de última generación anualmente. Sin embargo, los costos y la competencia han llevado a la compañía estadounidense a detener su producción en Argentina, un fenómeno que ha afectado a numerosas empresas en el país en los últimos 20 meses.
Impacto de la apertura de importaciones en el mercado argentino
La caída de las ventas en diversos sectores y la reciente apertura de importaciones, implementada por el Gobierno de Javier Milei, han golpeado duramente al sector industrial argentino. Esta apertura ha eliminado la protección que, por años, ofrecía el Estado a la industria local. De hecho, muchos empresarios han manifestado la necesidad de reformas impositivas y laborales que les permitan ser más competitivos en un mercado cada vez más abierto.
La reciente apreciación del peso frente al dólar, sostenida por el Gobierno, ha encarecido la producción local y dificultado la exportación de productos. Por si fuera poco, el aumento de las tasas de interés ha complicado aún más el acceso a créditos para las empresas.
Reducción de producción y cierre de fábricas
Desde Whirlpool, se informa que los altos costos han hecho inviable la exportación del 70% de su producción, tal como estaba planeado. Además, la competencia con los productos importados ha reducido considerablemente el margen de ventas locales. Según la consultora NielsenIQ, los precios de los electrodomésticos han bajado un 20% en promedio debido al ingreso de productos importados. A pesar de que Whirlpool seguirá operando en Argentina, lo hará dedicándose a la venta de electrodomésticos importados y no a su fabricación local.
El cierre de la planta de Whirlpool se suma a una serie de despidos en diversas industrias. Recientemente, se han registrado despidos en la fábrica de sartenes y cacerolas Essen, el cierre de una planta del fabricante de muebles Color Living y la clausura de la fábrica de generadores y alternadores eléctricos DBT, conocida como Cramaco, en Sastre, Santa Fe.
Destrucción de empresas y pérdida de empleo
Según un informe del Centro de Economía Política Argentina, durante el primer año y medio del mandato de Javier Milei, se han cerrado 17.063 empresas más de las que abrieron, lo que se traduce en 28 cierres diarios y una pérdida de 236.845 puestos de trabajo. Los sectores más afectados han sido la construcción y la industria manufacturera, que aún permanecen por debajo del promedio de 2023 en un 22% y un 9%, respectivamente.
A pesar de un pequeño repunte económico a inicios de este año, el ritmo de destrucción empresarial no ha cesado. De acuerdo con datos oficiales, en los primeros diez meses de 2025 se registraron 143 procesos preventivos de crisis (PPC), la cifra más alta desde 2018 y 2019. En ese período, Argentina experimentó dos años consecutivos de caída del PIB al final del gobierno de Mauricio Macri.
El sector textil y la competencia desleal
La crisis es especialmente severa en el sector textil, operando actualmente al 44,4% de su capacidad instalada, una caída significativa en comparación con años anteriores. Este sector enfrenta una feroz competencia de productos importados de bajo costo, en gran parte provenientes de China, facilitada por plataformas de comercio online como Temu y Shein. Martín Rappallini, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), ha denunciado la llegada de productos importados sin impuestos, lo que agrava la situación de las empresas locales.
La atracción por la ropa barata ha tenido un costo elevado para las pequeñas y medianas empresas en el sector, resultando en la pérdida de aproximadamente 15.000 puestos de trabajo formales, según ProTejer. Mientras tanto, el presidente Milei planea impulsar reformas laborales e impositivas que, de ser aprobadas, beneficiarían a los empresarios, aunque la recuperación de la capacidad adquisitiva de la población será crucial para mejorar las ventas locales.