Amor y separación en la era de ICE
Julie Moreno regresó a Estados Unidos el 7 de octubre tras un viaje a México. Cuatro días antes, su esposo, Neftalí Juárez, había viajado con ella, pero la situación cambió en su regreso: Neftalí decidió quedarse en México para evitar caer en manos de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Su historia es un reflejo de la angustia que enfrenta 1.4 millones de parejas de nacionalidad mixta en el país, donde uno de los cónyuges es indocumentado y el otro es ciudadano estadounidense.
Decisiones dolorosas ante la deportación
La separación se ha tornado en una opción menos dolorosa en muchos casos, a medida que las condiciones en los centros de detención de ICE son cada vez más preocupantes. Las parejas prefieren mantener una relación a distancia antes que experimentar el incierto proceso de la detención y la deportación. Neftalí tomó la difícil decisión de auto-deportarse, sintiendo que la posibilidad de ser encarcelado era más aterradora que regresar a un país que dejó hace más de dos décadas.
“Antes de esta administración, nuestro mayor miedo era la deportación. Pero el año pasado, nos dimos cuenta de que la detención sería el verdadero y más aterrador problema”, explica Julie, de 47 años, en una videollamada. Las innumerables quejas sobre las malas condiciones en los centros de ICE, que evidencian el hacinamiento y el maltrato, contribuyeron a su decisión. Además, ha habido casos de personas que desaparecieron tras ser detenidas por esta agencia.
Un encuentro y un futuro incierto
Julie, originaria de Nueva Jersey, ha estado casada con Neftalí, de 45 años, desde 2011. Se conocieron en Nueva York en 2008, y aunque consideraron regularizar su estatus migratorio antes de casarse, decidieron no hacerlo debido a los altos costos. “El proceso es muy caro y no está garantizado. Pensamos en dejarlo para más adelante”, recordó.
Dentro de un contexto donde vivir de manera indocumentada no siempre se traducía en arrestos inmediatos, la llegada de la administración de Donald Trump cambió drásticamente la situación. Desde 2016, las políticas migratorias se han endurecido, y las parejas como Julie y Neftalí se sienten completamente acorraladas.
La realidad del miedo a la deportación
Desde que Trump asumió el cargo, su retórica en contra de los migrantes ha despertado temores profundos. Julie manifiesta que tras las elecciones de noviembre, experimentó un «colapso emocional» al anticipar las consecuencias de su victoria. “Cuando supimos quién había ganado, pensé: ‘Voy a sacar a Neftalí de aquí antes de la inauguración de enero’”, expresa.
A pesar de promesas de desmantelar la idea de que solo los criminales serían deportados, la realidad ha demostrado lo contrario: los centros de ICE están colmados de migrantes sin antecedentes penales. Según datos de ICE, se llevaron a cabo 319,980 deportaciones entre octubre de 2024 y septiembre de 2025.
El costo humano de la auto-deportación
El gobierno ha incentivado la auto-deportación como un medio para reducir costos. Además, las condiciones deplorables en los centros de detención constituyen un factor motivador para esta decisión. En el año fiscal que terminó el 30 de septiembre, ocurrió un aumento en las salidas voluntarias, aunque muchas personas salieron sin notificar a las autoridades.
Nuevas historias de separación
Casos como el de Ramón Rodríguez Vázquez ilustran la gravísima situación. Tras 16 años en Estados Unidos, Ramón fue arrestado por ICE y finalmente deportado a México sin haber cometido ningún crimen. Similarmente, Neftalí, que cruzó la frontera ilegalmente en dos ocasiones pero nunca ha tenido antecedentes delictivos, se enfrenta a un destino incierto.
El sufrimiento de la familia de Neftalí en Puebla, México, influyó en la decisión de Julie de separarse de él. “Esto no es solo entre él y yo. Hay muchas personas que lo quieren y sufren por su preocupación”, reflexiona Julie.
El futuro incierto de las familias mixtas en EE. UU.
Julie lamenta cómo su país ha cambiado. “Este gobierno ha convertido a mi país en algo que no reconozco. Ya no es lo que valorábamos como estadounidenses; es lo opuesto”, dice con tristeza.
En agosto de 2024, la administración de Joe Biden aprobó el programa «Keeping Families Together», el cual permitiría a unos 500,000 cónyuges indocumentados regularizar su estatus. Julie y Neftalí aplicaron pero su esperanza se desvaneció cuando un juez de Texas declaró el programa ilegal.
El sistema migratorio se describe como “roto”, con ambos partidos políticos culpables de no encontrar soluciones efectivas. Existen aproximadamente 300,000 cónyuges que ya han dejado el país y intentan regularizar su estatus desde el extranjero, quienes enfrentan un período de espera de 10 años bajo la ley actual.
Julie reconoce que el hecho de no tener hijos les facilita un poco la situación, y que la familia de Neftalí en México lo ha recibido con los brazos abiertos. No obstante, la distancia y la incertidumbre han cortado su felicidad. A cada noche se conectan por videollamada, pero ella siente que ha perdido una parte de sí misma. “Nos reímos y hablamos hasta tarde, pero ya no puedo tocarlo como antes, eso es lo que más duele”, concluye.