La periodista y académica Tania Tamayo, profesora de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, ha trazado un camino que recorre los ríos colombianos, las fosas comunes, las minas abandonadas y las selvas de América Latina. Su objetivo es realizar una profunda investigación sobre la desaparición forzada como una forma sistemática de exterminio. Este esfuerzo culmina en su libro Retrato de una ausencia (Ediciones B, 2025), que se centra en la historia de su tío paterno, Manuel Jesús Tamayo Martínez. Manuel, un joven de 24 años y militante del Partido Socialista (PS), desapareció el 3 de abril de 1976 en Mendoza, Argentina, tras escapar de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Su detención fue parte del Plan Cóndor, un mecanismo de represión que involucró a diversas dictaduras del Cono Sur para perseguir a los opositores.
La narrativa de Tamayo se adentra en los recuerdos y el legado de Manuel, quien era conocido como El Mono. La periodista investiga a través de cuadernos, libros y relatos de quienes conocieron a su tío para responder a preguntas fundamentales: “¿Quién era Manuel? ¿Cuál era la envergadura de su militancia? ¿Dónde anduvo? ¿Qué límites tiene la desaparición?”. Estas indagaciones dan pie a una exploración más allá de la mera historia, adentrándose en el dolor y las preguntas que quedan tras una desaparición forzada.
La autora recuerda cómo esa dolorosa ausencia afectó a su familia, destacando la vivencia de su abuela, Juana Martínez, la madre de Manuel. En el libro, Juana plantea una interrogante desgarradora: “¿Qué se sostiene si no hay cuerpo?”. Este tipo de preguntas resuena a lo largo de la obra, mostrando el impacto devastador de la falta de closure que enfrentan quienes han perdido a seres queridos de esta forma.
Tamayo relata que un mes después de la desaparición de Manuel, la familia recibió una inquietante llamada anónima. En esta comunicación se informaba que Manuel había sido trasladado a Monte Maravilla, dentro de la infame Colonia Dignidad, un centro de detención y tortura durante la dictadura chilena. Este fue el primer indicio sobre su paradero, pero también el último.
La desaparición forzada se convierte en un quiebre, no solo en la vida de las víctimas, sino también en sus familias. Tania señala que esta experiencia es única en su dolor, al crear una sensación de detención en el tiempo para quienes quedan atrás. “Es como vivir de manera circular”, explica, involucrando una reflexión sobre el tiempo y el sufrimiento persistente.
El dolor de no poder sostener un cuerpo se ve exacerbado por la incertidumbre. Tamayo menciona que algunos familiares de desaparecidos han llegado incluso a consultar a videntes, buscando respuestas en la desesperación. “La muerte de un hijo al que no puedes sostener el cuerpo debe ser peor aún”, reflexiona Tamayo, aludiendo a la barbarie que implica no saber qué ha sucedido con sus seres queridos.
En febrero de 2023, Tania visitó Colonia Dignidad, un lugar cargado de simbolismo y dolor. “Al entrar, duele todo”, confiesa, resaltando la discordancia entre el turismo y los horrores que allí existieron. Este sitio será transformado en un centro de memoria gracias a un decreto firmado en julio de 2023 por el Gobierno de Gabriel Boric, que expropió 117 hectáreas del terreno.
El Plan Nacional de Búsqueda, impulsado por la administración de Boric, busca abordar la situación de más de 1,000 personas aún desaparecidas desde la dictadura en Chile. Tamayo subraya la importancia de esta iniciativa como un intento genuino de buscar respuestas y conexión con los restos de aquellos que fueron desaparecidos.
Tania Tamayo destaca que el tiempo es crucial en esta búsqueda: “Si no se les exige a los militares el destino de los desaparecidos, muchas familias morirán sin saber la verdad, lo que constituye una crueldad estatal”. Esta búsqueda de respuestas se mantiene como un imperativo en la memoria colectiva de Chile.
