A partir del próximo miércoles, los menores de 16 años estarán prohibidos de usar redes sociales en Australia. La nueva legislación, que entra en vigor el 10 de diciembre, impedirá que esta franja etaria cree cuentas y obligará a desactivar o eliminar las que ya existan. Esta normativa ha generado cuestionamientos sobre su viabilidad, especialmente en relación con la capacidad de los jóvenes para evadir las restricciones, y ha provocado reacciones de rechazo tanto por parte de las compañías tecnológicas como de los propios menores.
Respuesta de las plataformas tecnológicas
La respuesta de las plataformas ha sido contundente. La ley las hace responsables de posibles incumplimientos, con multas que pueden alcanzar los 49,5 millones de dólares australianos (aproximadamente 28 millones de euros). Empresas como Google, propietaria de YouTube, han expresado preocupaciones sobre cómo la prohibición podría tener consecuencias no deseadas, argumentando que los padres perderán la capacidad de supervisar las cuentas de sus hijos. «Los padres ya no podrán usar controles para configurar contenido y bloquear canales específicos», afirmó una directiva de Google.
Reacciones de los jóvenes
La reacción de algunos menores ha sido anticipada; muchos han creado cuentas con edades falsas antes de que la normativa entre en vigor, según reportes de BBC. Otros han optado por gestionar cuentas en conjunto con sus padres, lo que les otorga acceso a una amplia gama de contenidos. Además, dos jóvenes de 15 años, Noah Jones y Macy Neyland, han llevado su descontento a los tribunales, argumentando que la ley vulnera su derecho constitucional a la libertad de comunicación política. El diputado del Partido Libertario John Ruddick, quien apoya a los jóvenes, expresó su preocupación por el impacto de la norma en la libertad individual de todos los australianos.
Desafíos en la verificación de edad
Uno de los principales desafíos de la nueva legislación es la verificación de edad. El gobierno ha delegado esta responsabilidad en las plataformas, que deberán implementar mecanismos para evitar que usuarios menores de 16 años accedan a sus servicios. Sin embargo, aún no se ha especificado qué tipo de métodos se utilizarán ni su efectividad. Además, existen herramientas como las redes privadas virtuales (VPN), que permiten a los usuarios eludir dichas restricciones simplemente conectándose a internet a través de servidores de otros países.
Preocupaciones por la salud mental
Los datos que maneja el gobierno australiano son alarmantes: un estudio indica que el 96% de los niños entre 10 y 15 años utiliza redes sociales, y de estos, 7 de cada 10 han estado expuestos a contenidos perjudiciales. Estos incluyen desde mensajes misóginos hasta vídeos que promueven trastornos alimentarios y comportamientos suicidas. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, ha señalado que el uso excesivo de las redes sociales supone un riesgo considerable para la salud física y mental de los menores, especialmente en lo que respecta a la autoimagen.
Situación en España
En España, se está tramitando una ley similar que también eleva la edad mínima para que los jóvenes puedan abrir cuentas en redes sociales, fijándola en 16 años. Antes de su aprobación, se está trabajando en un mecanismo efectivo de verificación de edad. Según fuentes del Ministerio de Transformación Digital, la aplicación destinada a este fin ha pasado las pruebas del Centro Criptológico Nacional y comenzará a ser sometida a pruebas de compatibilidad este mes.
