La transición presidencial en Chile entre Gabriel Boric y José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y figura de la extrema derecha, ha comenzado con gestos institucionales que reflejan la tradición democrática del país. Este domingo, ambos mantuvieron una cordial conversación telefónica, seguida de una reunión en el Palacio de La Moneda, donde se delineó el cambio de mando programado para el 11 de marzo de 2026.
Ambos líderes representan visiones políticas opuestas. La campaña presidencial fue marcada por la hostilidad; Kast descalificó en repetidas ocasiones al Gobierno de Boric, llamándolo “fracasado” e “inepto”. A su vez, Boric criticó a Kast en una cadena nacional por sus propuestas de recortes fiscales significativos. A pesar de estas tensiones, su reciente encuentro sugiere un compromiso por mantener los gestos republicanos que han caracterizado la política chilena desde la democracia en 1990.
Reunión en La Moneda
José Antonio Kast llegó a La Moneda acompañado de su esposa, Pía Adriasola, tras haber desayunado con ciudadanos en Buin, una de las zonas donde fue concejal. A diferencia de Boric, Kast optó por un atuendo formal de traje y corbata. El encuentro se extendió más de lo previsto, provocando un retraso en la reunión de Kast con los partidos de derecha. Tras la reunión, Kast la calificó como “muy positiva y republicana”, enfatizando la necesidad de un “Gobierno de Unidad nacional” en temas prioritarios como la seguridad, salud, educación y vivienda.
Resultados electorales
Kast fue elegido en la segunda vuelta electoral con un 58% de los votos, superando al 41% de Jeannette Jara, candidata del oficialismo de Boric. Desde el inicio de su campaña, el nuevo presidente ha enfatizado su compromiso con la institucionalidad, afirmando que su Gobierno buscará ser inclusivo y consultivo: “Este no será el Gobierno de una sola persona, sino uno más amplio”.
Expectativas y compromisos
Tras su elección, Kast subrayó que “la victoria no es una meta, sino un punto de partida”. Enfatizó que su Administración demandará sacrificio, rigor y unidad, y aseguró que los cambios iniciarán inmediatamente, aunque los resultados requerirán perseverancia. “No prometo magia, prometo trabajo, carácter y convicción”, señaló Kast, buscando distanciarse del tono agresivo de su campaña y fomentar una relación más constructiva con sus adversarios políticos.
Políticas de seguridad y migración
En términos de política pública, Kast ha planteado propuestas contundentes en áreas como la delincuencia y el control de la migración irregular. Su plan incluye la construcción de una cárcel de alta seguridad y la expulsión de aproximadamente 330,000 migrantes irregulares, a quienes propone incentivar a abandonar el país con la colaboración de sus empleadores. Durante su campaña, Kast había establecido un cronómetro sobre los plazos para que los migrantes se fueran de Chile.
Reacciones y expectativas
La candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei, expresó sus felicitaciones a Kast, subrayando que el nuevo presidente deberá cumplir metas ambiciosas. Sin embargo, las tensiones entre ambos son evidentes; Matthei ha criticado a Kast por la forma en que abordó su campaña. El jefe de campaña de Kast, Martín Arrau, ha tratado de moderar las expectativas generadas por la victoria, enfatizando que no se trata de un “cheque en blanco” para su Gobierno.
Un cambio histórico
Por primera vez en 35 años, Chile contará con un presidente que se identifica abiertamente con el legado de Augusto Pinochet, al haber votado “Sí” en el referéndum de 1988. Aunque Kast se ha distanciado de temas relacionados con el pasado, su foco está en enfrentar la triple crisis identificada en el país: estancamiento económico, migración irregular y delincuencia, asuntos que han resonado especialmente entre sectores vulnerables, quienes han mostrado su apoyo en las urnas.
