La Ficción de Hernán Cortés: Un Análisis Crítico
En un giro provocador, se plantea que la figura de Hernán Cortés, el conquistador de México, se construyó sobre una serie de mentiras y fantasías. Se sugiere que sus declaraciones sobre sacrificios humanos en el México prehispánico son un mito alimentado por sus contemporáneos, conocidos como tlacuilos, que crearon códices y relatos que glorificaban su conquista. Este relato revisionista invita a cuestionar las narrativas históricas ampliamente aceptadas.
La Invención de la Grandeza Mexica
Se alega que Cortés no solo fabricó la historia de los sacrificios humanos, sino que también conceptualizó elementos arquitectónicos como las pirámides. Según esta interpretación, inspirado por edificaciones de Europa que nunca vio, Cortés encargó a su primo, Alonso García Bravo, la construcción de estructuras que emulaban los triángulos egipcios. Esta invención de la grandeza se plasmaría en su obra, titulada «Grandeza«, donde detalla sus revelaciones.
Desmitificando la Conquista
No se detiene ahí la crítica. Cortés es acusado de propagar falsedades sobre la cultura mexica. Por ejemplo, se dice que a su llegada, los pueblos nahuas ya eran familiarizados con la existencia de caballos, desafiando la narrativa tradicional. Además, se cuestiona la veracidad de sus relatos sobre Cuauhtémoc, así como su influencia en la modernidad, al afirmar que embelleció la historia con elementos irreales.
El Surgimiento del Grafiti
Un aspecto curioso mencionado es el surgimiento del grafiti como forma de protesta en los muros de la casa de Cortés en Coyoacán. Luego de los conflictos bélicos, los conquistadores expresaban descontento por las promesas incumplidas de Cortés, lo que revela un lado de la historia que frecuentemente se pasa por alto. Se rumorea que el Marqués, para borrar estas quejas, recurría a la pintura blanca como una metáfora de su intento por ocultar la realidad.
La Reflexión Final de Cortés
Por último, se menciona que, cansado de las críticas, Cortés se autoafirmó con la frase: “Pared blanca, papel de necios”, capturada por Bernal Díaz del Castillo en su obra «Historia Verdadera«. Este aforismo se convierte en un símbolo de la lucha entre la verdad y la manipulación de la misma a lo largo de la historia, señalando la precariedad de la información que circula en distintos medios, desde las cantinas hasta las redes sociales.
