El expresidente colombiano Álvaro Uribe, una figura central de la derecha en Colombia, se encuentra en un momento decisivo de su carrera política. Recientemente, fue absuelto en segunda instancia de todos los cargos relacionados con el juicio que enfrenta desde hace más de diez años contra el senador de izquierda Iván Cepeda. Sin embargo, la reciente condena de 28 años de cárcel a su hermano, Santiago Uribe, por delitos de paramilitarismo, ha complicado su situación. Santiago Uribe fue hallado culpable de formar y liderar el grupo paramilitar conocido como Los 12 Apóstoles y de homicidio agravado, conectado al asesinato de Camilo Barrientos, un conductor de Yarumal, según la sentencia emitida por el Tribunal Superior de Antioquia.
La absolución de Álvaro Uribe, que ocurrió en octubre, revitalizó su proyecto político, permitiéndole asumir el liderazgo de la derecha mientras se configura una coalición que enfrente las aspiraciones de la izquierda, que busca un sucesor para el presidente Gustavo Petro en las elecciones de 2026. Uribe también ha anunciado su intención de postularse nuevamente al Senado en las elecciones legislativas de marzo, que servirán como una primicia antes de los comicios presidenciales. Desde su finca en Rionegro, Antioquia, ha mantenido conversaciones con diversos líderes políticos, incluyendo al exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón y a la comunicadora Vicky Dávila, en busca de formar un bloque sólido.
El papel de Álvaro Uribe en la política colombiana es innegable, habiendo estado presente en las elecciones más significativas del siglo, ya sea mediante su propia participación o a través de otros candidatos que apoyó. Su figura, a menudo divisoria, genera intensas pasiones tanto a favor como en contra. Sin embargo, ahora deberá enfrentar la creciente presión relacionada con la vinculación de su familia con el paramilitarismo, un tema que sus opositores han utilizado constantemente en su contra.
Las acusaciones sobre el paramilitarismo fueron el trasfondo del llamado «juicio del siglo.» Aunque Uribe ha enfrentado múltiples denuncias a lo largo de su carrera, fue un caso que él mismo inició el que culminó en investigaciones en su contra. En 2012, el senador Iván Cepeda trató de probar la conexión de Uribe con grupos paramilitares, lo que condujo a Uribe a denunciar a Cepeda ante la Corte Suprema, acusándolo de un complot con falsos testigos. Sin embargo, en 2018, la Corte dejó de procesar a Cepeda y, en un giro inesperado, pidió investigar a Uribe por manipulación de testigos. A pesar de renunciar a su cargo para eludir la justicia, el caso continuó su curso legal, con Uribe llegado a ser condenado a 12 años de prisión domiciliaria en primera instancia. La reciente absolución, celebrada por sus seguidores, cambió el panorama electoral.
En este contexto, Iván Cepeda ha emergido como un símbolo de la oposición, siendo el candidato presidencial principal del sector de izquierda y liderando las encuestas. Tras la condena a Santiago Uribe, Cepeda expresó que esta es una “excelente noticia para las víctimas, la verdad y la justicia en Colombia.” También la exalcaldesa de Bogotá, Claudia López, reconoció la importancia de la sentencia, afirmando que «no hay deuda que no se pague». Los recientes fallos judiciales están modificando las dinámicas políticas en Colombia.