El CSIC Elimina Huellas Franquistas y Reconoce a 500 Represaliados desde 1939

El CSIC Elimina Huellas Franquistas y Reconoce a 500 Represaliados desde 1939

El legado de la represión franquista en la cultura española

En el número 125 de la calle Serrano de Madrid se erige uno de los máximos exponentes del fanatismo franquista: el antiguo Auditórium de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). Este emblemático lugar fue un faro cultural que albergó a figuras como la física Marie Curie y el poeta Federico García Lorca. Con la victoria de Francisco Franco en 1939, la JAE fue disuelta y sustituida por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que tenía como misión, según se detalla en su reglamento, “imponer al orden de la cultura las ideas esenciales que han inspirado nuestro Glorioso Movimiento”. En el lugar que ocupaba el auditorio se construyó la Iglesia del Espíritu Santo, actualmente gestionada por el Opus Dei.

Revelaciones sobre la represión franquista

Una reciente investigación ha destapado la magnitud de la represión contra la JAE, donde al menos 498 personas fueron sometidas a procesos de depuración. Entre ellas, Carmen Herrero Ayllón, química y campeona de lanzamiento de jabalina en 1930. La historiadora Ana Romero de Pablos, coautora del estudio, asegura que el CSIC, el mayor organismo científico de España, debía revisar exhaustivamente su historia. En años recientes, se han dado pasos en sentido contrario, como el convenio firmado en 2000 por el entonces presidente del CSIC, César Nombela, para ceder el uso de la Iglesia del Espíritu Santo al Arzobispado de Madrid por otros 69 años.

Una nueva dirección en el CSIC

Desde su nombramiento en 2022, la presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, ha impulsado una revisión de las huellas franquistas, alineándose con la Ley de Memoria Democrática. Tras su llegada, ordenó la retirada del retrato de José Ibáñez Martín, primer presidente del CSIC, debido a su implicación en “acciones represivas” durante su mandato. Ibáñez Martín, además de su rol en el CSIC, también fue ministro de Educación Nacional durante el régimen franquista.

Ciencia, Depuración y Memoria

La investigación titulada «Ciencia, Depuración y Memoria» busca documentar a las personas depuradas en la JAE, incluidas aquellas en cargos menores, como bedeles y personal de limpieza. Ana Romero de Pablos subraya que, a pesar de los avances democráticos, el legado del franquismo persiste en el CSIC. Además, se han borrado registros que reflejaban la labor de los científicos de la JAE.

Historia de la JAE y sus aportes

La Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas fue fundada en 1907, inspirada por el Nobel de Medicina logrado por Santiago Ramón y Cajal. Su objetivo era fomentar el avance científico y pedagógico en España. Durante sus tres décadas de existencia, la JAE financió estancias de investigadores en el extranjero y facilitó el crecimiento de instituciones emblemáticas como el Instituto Cajal y la Residencia de Estudiantes.

Casos destacados de represión

Las historiadoras han recopilado casos de represaliados como el médico Juan Miguel Herrera Bollo, quien fue expulsado de su puesto tras la depuración franquista. Además, Carmen Herrero Ayllón, quien logró reincorporarse después de un proceso kafkiano, vio su carrera profesional limitándose a la docencia en lugar de la investigación.

La depuración como herramienta de control

Ana Romero de Pablos observa que “el sistema depurador se caracterizó por un altísimo grado de arbitrariedad”. Refuerza que el régimen buscaba excluir a cualquier persona relacionada con la República o que cuestionara el nacionalcatolicismo. Este proceso afectó profundamente a la ciencia y la educación en España, cambiando el rumbo de vidas profesionales y académicas.

Las consecuencias a largo plazo

La depuración no fue un evento aislado sino una política sistemática que condicionó la vida pública, educativa y científica en España hasta bien entrada la década de 1970. El caso del jurista Ramón Prieto Bances ilustra cómo los castigos incluían traslados forzosos, mientras que otros, como el psiquiatra José Miguel Sacristán, fueron expulsados por sus ideales políticos, forzándolos a buscar nuevas formas de vida.

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