La tragedia del Nevado del Ruiz: Un caso emblemático en la historia de Colombia
Gloria Cortés jamás imaginó que el volcán Nevado del Ruiz, ubicado cerca de su hogar en Manizales, Colombia, jugaría un papel crucial en su vida profesional. En 1984, cuando comenzó sus estudios en Geología, el Ruiz era un atractivo turístico conocido por su nieve, y había estado inactivo durante siglos. Sin embargo, el 13 de noviembre de 1985, este volcán erupcionó, desencadenando la mayor tragedia natural en la historia del país que resultó en la muerte de aproximadamente 25,000 personas, entre ellas la mejor amiga de Cortés. Esto impulsó a Cortés y a muchos de sus compañeros a cambiar su enfoque hacia el estudio de los volcanes, con el objetivo de prevenir futuros desastres.
Las señales previas a la erupción
La actividad sísmica en diciembre de 1984 fue la primera alerta de lo que estaba por venir. Montañistas comenzaron a reportar cambios en la cima del nevado, como emisiones de gases y ruidos. En respuesta, se instalaron sismógrafos en julio de 1985 y, en septiembre, se produjo una pequeña erupción que cubrió de cenizas Manizales. Posteriormente, se elaboró un mapa de riesgo que incluía a Armero, un pueblo cercano al volcán.
Pese a los esfuerzos, existieron limitaciones significativas. La información obtenida de los sismógrafos no se transmitía en tiempo real; debía ser transportada manualmente para su análisis en Manizales. De manera desafortunada, los equipos de transmisión que debían ser instalados justo antes de la erupción nunca llegaron. Cortés recuerda la frustración que sintió al ver que la comunidad no entendía la gravedad de la situación.
El día de la erupción
La erupción del 13 de noviembre a las 9:08 PM generó rápidamente avalanchas que se dirigieron hacia Armero, sin que muchos residentes fueran alertados. A pesar de la posibilidad de huir hacia las montañas cercanas, más de 22,000 personas quedaron sepultadas esa noche.
Estudios y lecciones aprendidas
Desde la tragedia, el trabajo de geólogos ha sido crucial para comprender el impacto de los volcanes en Colombia. El Nevado del Ruiz, que se eleva a 5,300 metros sobre el nivel del mar, demuestra cómo erupciones incluso de bajo calibre pueden generar flujos de lodo devastadores. Un estudio del Journal of Volcanology and Geothermal Research concluyó que la erupción de 1985 causó unos de los lahares más mortales registrados.
En respuesta a estas tragedias, Colombia ha fortalecido sus capacidades de monitoreo volcánico. Actualmente, el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales cuenta con 75 sensores que miden no solo sismos, sino también gases y otros factores peligrosos, creando un sistema de alerta para proteger a las comunidades en riesgo.
Desafíos actuales y futuros
A medida que Colombia avanza en su preparación ante desastres volcánicos, persisten desafíos. La competencia por la atención de las comunidades que sufren otros desastres naturales, como inundaciones y deslizamientos, dificulta la evacuación oportuna. Además, la financiación para el monitoreo volcánico enfrenta incertidumbres cada año.
Otros eventos destructivos, aunque no volcánicos, como el deslizamiento de tierra en Gramalote en 2010 y la avalancha en Mocoa en 2017, han demostrado que, a pesar de las advertencias, la historia puede repetirse si no se toman acciones adecuadas.
Las lecciones aprendidas del Nevado del Ruiz siguen siendo relevantes hoy. Los geólogos advierten sobre la posible erupción de volcanes con un índice de explosividad extremadamente alto que no han tenido actividad en siglos. Sin embargo, también hay un rayo de esperanza en la tecnología, donde futuros desarrollos, como la inteligencia artificial, pueden mejorar la predicción de erupciones volcánicas.