El ascenso de la ultraderecha en América Latina y su comparación con Europa
El fenómeno de la ultraderecha en América Latina ha experimentado un crecimiento acelerado en comparación con Europa, donde dicho auge ha sido más paulatino y sin el suficiente respaldo electoral para gobernar en solitario. Recientemente, países como Argentina y Brasil han visto a líderes ultraderechistas como Javier Milei y Jair Bolsonaro asumir el poder. Además, José Antonio Kast de Chile se perfila como un fuerte candidato en la segunda vuelta presidencial, lo cual podría extender el alcance de la ultraderecha en la región.
Datos sobre apoyo y rechazo a la ultraderecha
A pesar de este rápido ascenso, las encuestas muestran que los niveles de desaprobación hacia estas figuras son altos tanto en América Latina como en Europa. Aproximadamente un 30% de la población en el Cono Sur, que incluye a Javier Milei, Jair Bolsonaro y José Antonio Kast, está dispuesta a respaldar a estos líderes. Sin embargo, más de la mitad de los ciudadanos rechaza abiertamente su propuesta. Este fenómeno plantea la pregunta sobre cómo es posible que líderes con un gran respaldo de desaprobación hayan logrado alcanzar posiciones de poder.
Diseños institucionales y elecciones
Una parte del fenómeno radica en las estructuras políticas de cada país. En América Latina, las elecciones presidenciales a menudo cuentan con una segunda vuelta, donde los votantes a menudo eligen al “mal menor” y castigan a los incumbentes en caso de descontento. En contraste, en Europa predominan sistemas parlamentarios que suelen requerir coaliciones, lo que limita la capacidad de la ultraderecha para gobernar sin el apoyo de partidos más moderados.
Características de los votantes de ultraderecha
Los estudios académicos han centrado su atención en los perfilados de quienes votan por la ultraderecha, descubriendo un trasfondo moral conservador, una inclinación por el libre mercado y un apoyo al punitivismo penal. Estos votantes muestran una baja valoración de la democracia y, en muchos casos, tienden a ser antifeministas. Sin embargo, existe un segmento considerable de la población que se opone a estos líderes.
El rechazo a la ultraderecha
El estudio realizado revela que el 60% de los ciudadanos en Argentina, Brasil y Chile no apoya a la ultraderecha. Comprender las características de este sector es crucial, ya que representa un potencial aliado en la defensa democrática. El análisis muestra que este grupo es sociológicamente diverso, abarcando desde sectores urbanos educados hasta clases medias católicas, así como grupos populares que favorecen la redistribución económica.
Tensiones internas y divisiones
Aunque este amplio grupo anti-ultraderecha carece de una coalición organizada, se identifican patrones comunes, como la oposición a la tenencia de armas y el apoyo a la democracia. Sin embargo, las líneas de conflicto varían entre los países: en Argentina predominan las diferencias educativas, mientras que en Brasil las divisiones son geográficas, y en Chile, las tensiones culturales son significativas.
La necesidad de una “alianza negativa”
La diversidad entre quienes no apoyan a la ultraderecha podría constituir una «alianza negativa». Este tipo de coalición podría ser fundamental para contener el ascenso de la ultraderecha y proteger el sistema democrático. Los actores políticos que defienden la democracia, desde la derecha tradicional hasta la socialdemocracia, deben buscar unir fuerzas y crear un frente común frente a la amenaza que representa la ultraderecha.
El futuro de la democracia en América Latina
La capacidad de articular liderazgos y formar pactos entre los actores democráticos es esencial para la supervivencia del sistema político en la región. La presentación de candidatos que sean percibidos como opciones válidas y no como «mal menor» puede facilitar la oposición a la ultraderecha. Así, será vital también gestionar alianzas legislativas que atiendan demandas ciudadanos sin caer en las propuestas extremas promovidas por la ultraderecha.