La absolución de Álvaro Uribe Vélez: un giro inesperado en la política colombiana
Entre 2002 y 2010, el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez fue conocido por su “efecto teflón”, una capacidad notable para sobrevivir a escándalos de corrupción y abuso de poder sin perder popularidad. Aunque dejó la presidencia hace 15 años, su influencia en la política colombiana ha permanecido intacta. La reciente condena a 12 años de prisión domiciliaria por fraude procesal y soborno a testigos hizo pensar a muchos que su carrera había llegado a su fin. Sin embargo, el fallo de segunda instancia del 1 de agosto, que lo absolvió, ha revivido su proyecto político.
Los altibajos del poder de Uribe
El primer gran golpe a la popularidad de Uribe ocurrió en 2009, cuando la Corte Constitucional le negó la posibilidad de buscar un tercer mandato. Había logrado reelegirse en 2006 y había fundado el partido de La U, que se proclamaba como de unidad, pero que realmente era un reflejo de su influencia personal. A pesar de esto, su poder no se vio debilitado en 2010, cuando logró que Juan Manuel Santos, un aliado cercano, fuera elegido como su sucesor.
Sin embargo, la administración de Santos se desvió de las políticas de Uribe, principalmente al abrir una mesa de negociación con las FARC. Santos logró mantener el apoyo de gran parte del partido La U, lo que llevó a un nuevo desafío para Uribe. En 2014, dobló esfuerzos para derrocar a Santos en las elecciones, apoyando al exministro Óscar Iván Zuluaga. Aunque fracasó en derrotar a Santos, fundó el Centro Democrático, con el que logró capturar una significativa porción del electorado en las siguientes elecciones.
El auge del “no” y la nueva influencia de Uribe
Su mayor victoria llegó en 2016, cuando logró que el “no” prevaleciera en el referendo que buscaba aprobar los acuerdos de paz con las FARC. A pesar de las expectativas del gobierno, su movilización tuvo éxito; Santos, tras el revés, tuvo que intentar acercarse a Uribe para negociar modificaciones al acuerdo, pero fracasó en su misión. A pesar de que Uribe no pudo detener la firma del acuerdo legislativo, volvió a la prominencia política en 2018, cuando Iván Duque, un candidato de su partido, fue electo presidente.
Los escándalos que lo rodean
Pese a su gran influencia, Uribe no ha estado libre de controversias. Varios de sus exfuncionarios han sido condenados por corrupción en el contexto de la llamada Yidispolítica y otros delitos graves relacionados con abusos de poder durante su mandato. Estos casos han resaltado denuncias de violaciones a derechos humanos, entre las que se incluyen los “falsos positivos”, donde jóvenes civiles fueron asesinados y presentados como guerrilleros.
La polémica por manipulación de testigos
La Corte Suprema abrió un caso en 2018 por manipulación de testigos, lo que parecía ser una excepción en la falta de progresos judiciales contra Uribe. A medida que avanzaba el caso, la jueza Sandra Heredia fue vista como una figura clave que podría llevar a la cárcel al expresidente más poderoso de Colombia en el siglo XXI. Sin embargo, su absolución en este último fallo ha revitalizado su imagen. Ahora, su nombre será fundamental en la lista al Senado del Centro Democrático en las próximas elecciones, solidificando su papel como figura central en la política colombiana.